Meticulosamente elaborado a lo largo de sus 21 años, este whisky pasa por una combinación de barricas de roble americano y ex-jerez seleccionadas a mano.
Estos aportan el sabor distintivo de las frutas secas y una riqueza audaz, una intensidad vibrante y un final prolongado. Cada barril se selecciona a mano y se examina y aprueba individualmente, y cada lote tiene sus propios matices especiales, lo que lo convierte en un líquido verdaderamente raro y único.
Los aromas están bellamente fundidos, resonando con frutos secos de la barrica de jerez, pero con notas especiadas de canela y jengibre.
De un color ámbar intenso y seductor, con brillantes matices de cobre, el final de esta prestigiosa expresión es largo y cálido.